Parroquia Nuestra Señora del Carmen Rinconada de Silva - Chile

lunes, 10 de julio de 2017

IMAGENES DE NUESTRO COTIDIANO ORAR EN NUESTRA CAPILLA-JULIO 2017



 Estas Imágenes corresponden a los inicios de nuestro Proyecto de Capilla de Adoración Eucarística Perpetua Tabor de Rinconada de Silva.



Gloria Riva, la monja adoratriz que volvió de la muerte. TESTIMONIO JULIO 2017

Sor Gloria Riva (Monza, 1959) es una religiosa adoratriz en cuya vocación personal jugó un papel determinante una experiencia asombrosa tras un accidente de tráfico. Una vez convertida en monja, ha buscado y encontrado en el arte una forma de gozar, mediante la belleza, la felicidad del Cielo que gozó entonces durante unos minutos. Así lo explica en esta entrevista concedida a Francesco Agnoli para Libertà e Persona:

Gloria Riva
Sor Gloria Riva, religiosa adoratriz
Sor Gloria, además de su pasión por el arte, cultiva el estudio de la Sagrada Escritura, la Patrística y la espiritualidad de la Madre María Magdalena de la Encarnación [1770-1824, fundadora de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento]. Entre sus diversas obras sobre el arte y la fe figuran Nell’arte lo stupore di una Presenza [En el Arte, el estupor de una Presencia], Testimoni del Mistero. Quadri sul Vangelo di Luca [Testigos del Misterio. Cuadros sobre el Evangelio de Lucas] o Volti e Stupore, uomini feriti dalla bellezza [Rostros y estupor. Hombres heridos por la belleza].
En febrero de 2007 se trasladó a la diócesis de San Marino-Montefeltro, donde fundó una comunidad monástica.
* Usted ha tenido una experiencia cercana a la muerte. ¿Nos puede explicar qué pasó?
– Tenía veintiún años y tenía novio. Estaba dando pequeños pasos hacia la fe, que había abandonado unos años antes tras una serie de vicisitudes. Después de un viaje a Lourdes, donde el clima de oración caló hondo en mí, salí un sábado con mi novio para ir a bailar a una discoteca.
“Llegamos a un semáforo verde y mientras atravesábamos el cruce vi llegar por el otro carril un coche a gran velocidad. Chocamos y después, para mí, sólo hubo silencio y oscuridad. Tuve la clara percepción de haber llegado al final de mi vida y me abandoné totalmente a esta dramática eventualidad. Inmediatamente percibí, dentro de esa oscuridad, una gran paz y serenidad.
“Entonces surgió ante mis ojos una pequeña luz blanquísima que venía hacia mí, expandiéndose. La pulsión beatífica de esa luz era como una llamada. Tuve la certeza de que Dios estaba allí y de que Dios era amor. Deseé con todas mis fuerzas alcanzar esa luz, pero vi pasar mi vida ante mí como en una película y tuve una claridad de juicio total sobre la misma. Esa luz era amor, amor gratuito, y esa gratuidad en mi vida no existía.
“Dos sentimientos contrarios me embargaron. Por una parte, un gran dolor: la eternidad se me ofrecía en toda su belleza y no la podía alcanzar; Dios no me juzgaba, sencillamente se me mostraba con toda su verdad, era yo la que me juzgaba y comprendía toda la desemejanza. Por la otra parte, sin embargo, sentí una alegría indecible: era pensaba, amada y deseada para este tiempo, para esta historia. No somos un juego al azar, una casualidad a la merced de un destino caprichoso.
“Cuando me reanimaron tuve la sensación del rechazo de la vida: tenía siete fracturas, traumatismo craneal, hemorragia interna. Era una especie de rompecabezas que había que recomponer. Inmóvil. Sin embargo, el recuerdo de esa luz fue la prueba de que no morimos y me hubiera gustado gritarles a todos esta verdad.
“He reflexionado a menudo sobre lo que me sucedió mientras estaba incosciente. Me sorprendía recordando detalles que, en relación a la visión de la luz, no conseguía situar en orden temporal.
“Después de que me liberaran del amasijo de hierros en el que había quedado convertido el coche, vi, reconocí y saludé a un querido amigo que prestaba servicio en la Cruz Roja y había venido a socorrerme. Me dijo que me había encontrado inmóvil, aparentemente muerta. Vi mi cuerpo desde arriba y me horroricé al ver una pierna totalmente torcida respecto a la posición natural, y a todo el mundo sobre mi cuerpo. Vi a mi novio en el borde de la calle, con las manos apretando sus costados, mientras respiraba con dificultad y sentí dolor por su estado; por el mío, en cambio, no sentía nada. No oí cosas que en cambio molestaron mucho a mi novio, como las sirenas de los coches de los carabineros, de las ambulancias y de los bomberos.
“He llegado a la conclusión de que mis sentidos estaban estimulados sólo por las relaciones afectivas (mi amigo, yo misma, mi novio).
* Se lee a menudo que quien vive una experiencia de este tipo suele cambiar de estilo de vida. ¿Qué sucedió en su caso?
– Permanecí en el hospital (entre ingresos y altas) seis meses. Esos meses cambiaron mi vida. Como escribió Andrè Frossard: “Dios estaba detrás de mí; a veces también delante de mí”. Que la vida es un don que no hay que desperdiciar era para mí algo clarísimo, indiscutible. Ya no fui la misma y descubrí, poco a poco, que el matrimonio no era suficiente, sentía la urgencia de testimoniar a todos lo que me había sucedido. Veía con ojos nuevos cosas y ambientes a los que antes estaba acostumbrada, y veía toda su mezquindad.
“Volví a Lourdes para reflexionar sobre la vocación. Volví con mi novio. Un día se anuló un encuentro que teníamos en la gruta de la Virgen (yo era dama, él camillero: teníamos turnos distintos y, por lo tanto, pocos ratos para vernos). Empecé a caminar y me encontré delante de la cripta. Entonces no lo sabía, pero allí había, entonces, Adoración perpetua.
“Entré y recorrí un largo pasillo con capillas laterales. Me encontré en una capilla circular blanquísima, en penumbra. Dos religiosas vestidas de blanco estaban en adoración ante un ostensorio que tenía la forma de un ramo de espinas. Noté inmediatamente una fuerte presencia y vi que la Eucaristía estaba iluminada desde atrás, la distinguí claramente como una pequeña luz en la oscuridad. Hela aquí, pensé, la luz que encontré en la calle. No se necesita morir para verla. La Iglesia la esconde en el secreto del altar cada día, allí dónde se celebra, allí dónde se adora.
“Ese día decidí que no me separaría nunca de la Eucaristía. Entré en la congregación de las monjas de la Adoración Perpetua de Monza, donde permanecí veintitrés años. En el monasterio me fui dando cuenta de que son los propios católicos los que pisotean el tesoro de la Eucaristía. Que había una belleza que era incomprensible para todos y que era necesario aumentar la fuerza de la llamada.
“Por encargo de mis superiores acompañaba a unos laicos y pude observar que había desaparecido de nuestra vida diaria la fuerza unificadora del símbolo y, así, empecé a explicar la Escritura y la fe a través del arte. Poco a poco esto se fue revelando un carisma, que me llevó a la determinación de fundar un monasterio que, junto a la Adoración Eucarística (y, por consiguiente, manteniendo la vida de oración y contemplación), prestara una particular atención a la belleza en todas sus formas, sobre todo las vinculadas a la liturgia. Algo que llevé a cabo en 2007, en la diócesis de San Marino Montefeltro.
* Usted está muy interesada en el arte y, en el pasado, contando en la televisión su experiencia aludió a las obras de El Bosco. ¿Nos puede explicar por qué?
– Explicar una experiencia cercana a la muerte como la mía es arriesgado. Puede ser entendida, pero puedes caer en la banalidad, en lo oculto, en la New Age. He tenido esta experiencia varias veces. Después del accidente vi, por casualidad, el políptico de El Bosco titulado La visión del Más Allá.
Gloria Riva El Bosco
“Lo había estudiado en el colegio, sin que me llamase especialmente la atención. Volver a ver el llamado por los críticos empíreo me impresionó mucho. Entendí que sólo quien había tenido una experiencia similar a la mía podía pintar de manera tan concreta lo que había visto.
El Bosco Gloria Riva
Panel del políptico de El Bosco (detalle)
“En el panel de El Bosco una luz blanca circular (parecida a una hostia) irrumpe en la oscuridad, latiendo. Hay almas que desean alcanzarla, pero a algunas se lo impide la propia oscuridad. En la parte más baja del panel, ángeles con alas negras frenan a estas almas, que tienen las manos en alto como si no pudieran moverse. Pero su rostro está constantemente girado hacia la luz y esta tensión las purifica. De hecho, un poco más arriba (más cerca de la luz), ángeles con alas rojas (el fuego purificador) sujetan a almas que siguen mirando la luz, pero cuyas manos están en posición de oración. Su deseo de Dios las purifica y, así, se elevan. Al final, en la parte más alta, precisamente en el inicio del cono de luz blanquísima, hay almas acompañadas de ángeles con alas blancas y con las manos extendidas, abrazando.
“Esta obra corresponde exactamente a lo que yo he vivido y me consuela ver cómo un pintor del siglo XV, que no podía saber lo que son las terapias intensivas y el ensañamiento terapéutico, ha pintado algo que se corresponde a lo que cuentan quienes, por así decir, han vuelto atrás para avisar a nuestro mundo materialista que el paraíso existe.
Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).

Fuente: ReL

Novena de Adoración Eucarística. Julio 2017

Oraciones de inicio cada día

• Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Acto de contrición.
Dulcísimo Jesús Sacramentado,
en quien creo, en quien espero, a quien adoro y amo sobre todas las cosas;
penetrado del más vivo dolor de haberos ofendido,
recurro a vuestros pies y presencia santísima,
conociendo que he pecado delante del cielo y contra Vos,
y por ser quien sois, Bondad infinita,
me pesa una y mil veces de haberos ofendido.
Recibid, Señor, la contrición de mis pecados,
y aumentadla y perfeccionadla
para que sea firme el propósito que hago de nunca más volver a ofenderos,
y de confesarme debidamente.
Y en reconocimiento de la misericordia que espero me habéis de conceder,
admitiéndome a vuestra gracia,
quiero dedicarme a vuestro servicio en el Santísimo Sacramento,
en donde os alabaré y bendeciré toda mi vida.
Amén.


Día primero

Soberano y eterno Dios,
en cuya presencia están llenos de respeto los más altos serafines;
y maravillados de vuestra infinita grandeza no hacen más que repetir:
Santo, Santo, Santo;
que habéis querido encerrar en la Sagrada Eucaristía todas vuestras perfecciones:
dignaos recibir en señal de mi agradecimiento
todas las alabanzas que os dieron y dan
todos los espíritus bienaventurados desde su creación,
y todos los santos desde que entraron en vuestra gloria,
y las que os dan y darán todas las criaturas
desde el principio del mundo por toda la eternidad;
os pido humildemente alumbréis mi alma con una fe muy viva,
para que conociendo vuestras finezas en el Santísimo Sacramento,
sepa tributaros continuas acciones de gracias
y la más profunda adoración.
Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al Santísimo.

__________
Día segundo

Soberano Señor y Rey eterno,
que, estando en el cielo a la diestra del Padre
con universal imperio y señorío
sobre todos los Santos, y Espíritus bienaventurados,
cantándoos perpetuas alabanzas,
y reconociéndoos por verdadero Rey y Señor,
quisisteis humillaros en el Santísimo Sacramento del altar,
encubriendo toda vuestra grandeza bajo el velo de los accidentes,
os suplico con la mayor humildad vengáis a mi alma,
como poderoso Rey,
destruyáis todos mis enemigos que son mis vicios,
e imprimáis firmemente en ella vuestras divinas leyes,
y prometo seros fiel,
obedeceros y adoraros en espíritu y verdad por toda mi vida.
Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al Santísimo.

__________
Día tercero

Dulcísimo Señor y vigilante Pastor de mi alma,
que no contento con haberme buscado
y llevado sobre vuestros hombros como oveja perdida,
quisisteis quedaros en el Santísimo Sacramento
para daros en pasto a las fieles ovejas
y que comiesen la misma carne,
y bebiesen la preciosa sangre de vuestro sagrado cuerpo,
cumpliendo de esta manera y con excelencia los oficios de verdadero Pastor,
haced que arrepentido ya de haberos hecho trabajar en buscarme,
por haberme huido de Vos tantas veces,
de aquí en adelante me deje guiar y gobernar por vuestra gracia,
y apacentada mi alma con tan divino manjar,
jamás vuelva a caer en las garras de la fiera pésima de la culpa.
Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al Santísimo.

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Día cuarto

Amabilísimo Señor y Jesús mío,
que quisisteis dar a conocer vuestra misericordia llamándoos Médico
y para que sanásemos de todas las enfermedades de nuestra alma
os dignasteis dejar en la Iglesia la preciosa medicina de vuestra propia carne y sangre:
compadeceos Médico divino de todos mis males.
Mirad Señor, que hace muchos años que los padezco;
pero si vos queréis, podéis en este instante mismo limpiarme de toda mi lepra:
oigo interiormente aquel piadoso quiero con que sanasteis al leproso;
y si sanó también la enferma del flujo de sangre tocando la orilla de vuestro vestido,
sane yo de todas mis dolencias tocando y recibiendo dignamente vuestra misma carne,
y logre así la salud para siempre.
Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al Santísimo.

__________
Día quinto

Sapientísimo Señor y Maestro de mi alma,
que después de haber hablado tantas veces y de tantas maneras
a vuestro antiguo pueblo por medio de los profetas
quisisteis hablar y enseñar por Vos mismo a los hijos de la Iglesia,
estableciendo vuestra perpetua cátedra en el Santísimo Sacramento,
a donde como a verdadero monte de Dios y casa de Jacob
convidáis a todos para que os oigan,
comunicando los tesoros de sabiduría y ciencia que en Vos se encierran;
apiadaos, o dulcísimo Maestro mío, de mi rudeza e ignorancia,
y dignaos comunicar a mi entendimiento
luz para que aprenda a cumplir vuestros mandamientos,
enseñándome al mismo tiempo a conoceros y a conocerme,
para que en todos sepa ejecutar siempre vuestra divina voluntad.
Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al Santísimo.

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Día sexto

Omnipotente Señor y Padre amabilísimo,
que siendo dueño universal de todo lo creado
tenéis tanto amor a los hombres, que los adoptáis por hijos,
y queréis que lo sean y se llamen así,
preparándoles en la mesa divina el pan del cielo para su alimento:
despertando mi alma del olvido en que ha vivido,
me presento a vuestra soberana presencia,
y cual si fuese aquel pródigo del Evangelio
recurro a Vos confiado en que sois mi Padre,
aunque he perdido tantas veces la preciosa cualidad de hijo vuestro.
¡Oh si pudiera dar una voz de verdadero dolor de mis pecados,
que penetrando los cielos
se oyera por todas partes que he pecado contra mi buen padre!
Humildemente os pido me perdonéis,
y me recibáis en vuestra gracia,
admitiéndome al convite de vuestro divino Sacramento,
para permanecer en ella hasta el fin de mi vida.
Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al Santísimo.

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Día séptimo

Benignísimo Señor y huésped divino de mi alma,
que siendo los cielos corto espacio para vuestra grandeza
gustáis de hospedaros en la pobre casa de mi corazón,
y para facilitarme tanta dicha habéis querido quedaros en el Santísimo Sacramento,
dignaos, Señor, que así como enriquecisteis a la Reina de los ángeles María Santísima
con innumerables gracias y dones,
porque la escogisteis para morada vuestra,
a proporción derraméis sobre mí las riquezas de vuestras misericordias
para que, siendo yo templo vuestro, pueda recibiros dignamente,
y conservar siempre en mí la santidad que necesito.
Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al Santísimo.

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Día octavo

Dios y Señor enamorado de las almas,
ya que tanto nos aseguráis que tenéis todas las delicias en estar con los hombres,
y en señal de tanta fineza
dijisteis a los Apóstoles después de haberles dado la Comunión:
“Ya no os llamaré siervos, sino amigos míos”;
y lo mismo decís en este Sacramento a todos los cristianos que os reciben dignamente.
Por esta amistad, Señor, os pido que excitéis en mi corazón
los más vivos afectos de amor y de ternura
para que no ame otra cosa sino a Vos,
ni piense en otra cosa mas que en visitaros y adoraros,
regalándome siempre con el trato de tan buen Amigo,
hasta que goce de vuestra clara vista en la gloria.
Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al Santísimo.

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Día noveno

Dulcísimo Jesús sacramentado,
que habéis querido en la Sagrada Eucaristía
señalaros con los títulos de mayor consuelo para nosotros,
queriendo también que en este misterio
os reconozcamos por Esposo fiel y amante de nuestras almas;
haced Señor, que yo corresponda a tanta fineza,
y que me prepare con las vestiduras nupciales
para asistir dignamente a tan santo desposorio,
y poderlo celebrar después eternamente en la gloria.
Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al Santísimo.
Terminar con las oraciones finales para cada día
Oraciones finales para cada día
• Afectos.
Vos sois mi Dios, y os confesaré siempre en este Santísimo Sacramento.
Vos sois mi Dios, y os exaltare.
Os confesaré siempre,
porque os habéis dignado oír mis súplicas en este lugar de propiciación.
Glorificaré vuestro santo nombre eternamente,
porque así manifestáis sobre mí vuestra misericordia.
Vos solo sois Dios, y no hay otro fuera de Vos.
Vos solo Santo, sólo Señor, y sólo Altísimo.
Vos esplendor del Padre y figura de su sustancia.
Iluminad mi entendimiento y abrasad mi corazón con vuestro divino amor.
Hacer aquí la petición que se desea alcanzar con la novena.
• Oración.
Dulcísimo Jesús Sacramentado,
que obligado de vuestra infinita caridad quisisteis enriquecer a la Iglesia
con el preciosísimo tesoro de vuestro Cuerpo y Sangre
para ser en la Eucaristía Rey que nos gobierne,
Pastor que nos dirija, Médico que nos ame,
Huésped que nos enriquezca, Amigo que nos consuele,
y Esposo que nos haga felices para siempre;
haced, Señor, que yo logre en este Sacramento tan singulares misericordias,
y que reconociendo en él vuestra real presencia,
acuda a adoraros frecuentemente en espíritu de verdad
para desagraviaros del olvido que padecéis en las Iglesias,
y para recompensar las injurias que recibís de los infieles y herejes,
y de los malos cristianos con sus comuniones sacrílegas.
Y ya que son tan pobres mis afectos,
yo os ofrezco todas las adoraciones que os tributan los bienaventurados,
y las alabanzas que os dio en la tierra,
y os está dando en el cielo la Reina de los ángeles María Santísima.
Recibidme, Señor, por perpetuo esclavo vuestro,
y haced que lo acredite en la reverencia con que os adore,
y en el cielo con que promueva vuestras alabanzas,
pidiéndoos que socorráis las necesidades en que se halla la santa Iglesia,
y que miréis con perpetua misericordia a este vuestro católico pueblo.
Destruid las herejías, convertid a los pecadores y perfeccionad a los justos.
Abrid, Señor, vuestra mano generosísima,
y compadecido de mis necesidades espirituales y temporales,
dadme el remedio que en todo necesito,
que, santificado con vuestra gracia, os alabe por todos los siglos en la gloria.
Amén.
• ¡Oh sacrificio y hostia saludable
Que las puertas del cielo nos franqueas!
La lucha nos oprime formidable;
Todo nuestro favor y esfuerzo seas.
V. Les disteis, Señor, el Pan del cielo.
R. Que encierra en sí todo deleite.
• Oración final.
O Dios, que nos dejaste la memoria de tu Pasión en este admirable Sacramento;
concédenos que de tal suerte veneremos los sagrados misterios de tu cuerpo y sangre,
que experimentemos continuamente en nosotros el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo,
Dios por todos los siglos de los siglos.
Amén.

La Adoración Eucarística, una herramienta de evangelización que multiplica el número de jóvenes - JULIO 2017

La Nueva Evangelización se sirve de numerosos carismas y métodos que tratan de llevar a los alejados a la Iglesia.Todos ellos coinciden en que pese a innovar en formas mantienen intacto el fondo, pues los jóvenes que acaban enganchándose a la Iglesia lo hacen por la radicalidad del mensaje evangélico.
Precisamente, la Adoración Eucarística se está convirtiendo en un elemento evangelizador de primer orden en jóvenes que buscan la esencia, lo radical y no copias baratas del mundo. Por ello, los pastores se están dando cuenta de que la adoración es una herramienta muy útil para retener a los jóvenes católicos y también para atraer a otros más alejados, pues el ambiente que se respira en estas vigilias convoca a cada vez más personas.

Cientos de jóvenes dejan las discotecas por la Iglesia

En Estados Unidos estas vigilias son cada vez más numerosas y empiezan a ser multitudinarias, lo que provoca un efecto llamada y como consecuencia el surgimiento de vocaciones. El cardenal Dolan presumía del retiro y la Hora Santa que los franciscanos de la Renovación organizan en Nueva York, donde la adoración es el centro de una serie de actividades que permite que los jóvenes tengan un contacto con Dios y les saca del mundo de la noche.
“Uno de los encuentros más exitosos de la archidiócesis es el que tiene lugar los sábados por la noche en una parroquia en el centro de la ciudad: atrae a miles de jóvenes adultos que rezan antes de la Eucaristía, se confiesan, cantan y acompañan a otros con los que comparten profundos valores católicos en una cultura y una ciudad que puede ser claramente antagonista. El nombre de sus reuniones es revelador: ¡Catholic Underground! ¡Esta es la nueva minoría que da a su obispo tanta esperanza! ¡Ojalá su tribu aumente!”, escribía orgulloso el arzobispo de Nueva York.

Algo muy antiguo que forma parte de la nueva evangelización

Uno de estos participantes que quedó fascinado con la adoración es el ahora diácono Kareem Smith, que con 15 años acudió a una de estas vigilias y aunque había sido criado como católico quedó cautivado esa noche por la forma en que se encontró con Cristo durante esta Hora Santa. Estar con muchos más jóvenes era un aliciente pero la clave fue “tener una experiencia personal” con Dios, tal y como explica al National Catholic Register.
Han pasado trece años desde que fue por primera al “Catholic Underground” y confiesa que esta celebración centrada en la adoración eucarística enriqueció su fe y su vocación. De hecho, sigue asistiendo varias veces al año. “Todavía hoy disfruto los beneficios”, afirma.
Los franciscanos de la Renovación y las autoridades eclesiásticas que están promoviendo estas celebraciones son conscientes de la crisis de fe que experimenta la generación conocida como “millennial”, es decir, los nacidos entre 1981 y 1998, por lo que estas Horas Santas pueden ser una parte de evangelización para estos adultos jóvenes.

Cristo Eucaristía y jóvenes con inquietudes

Los organizadores consideran, y a los frutos se remiten, que reunirse por la noche para la Adoración y la Eucaristía y socializar con otros jóvenes como ellos puede darles una comprensión auténtica de la vida común de la Iglesia que de otro modo no habrían conocido.
Este tipo de celebraciones se están extendiendo por todo el mundo y aunque son independientes entre sí tienen muchas características similares entre sí.
En este sentido, la adoración eucarística es siempre la razón para reunirse lo que permite un momento de paz y frenar durante un rato el frenético ritmo de vida actual. Además, varios sacerdotes están disponibles para la confesión.
Este tipo de eventos también pretende atraer a los adultos jóvenes a través de una experiencia de la belleza que lleva a Dios. Ya sea con la música o el arte o la liturgia.
En estas vigilias de Catholic Underground como la de Nueva York llegan a participar más de mil personas los sábados por la noche y los sacerdotes pueden escuchar entre 200 y 300 confesiones. Mientras tanto, los frailes ofrecen pequeñas meditaciones y dirigen música contemplativa de alabanza y adoración. Y después de la bendición estos jóvenes presencian una exposición de un artista y socializan con otros jóvenes.

Todos los sentidos llevan a Cristo

El hermano Mark Mary cuenta que esta parte relacionada con el arte permite a la gente observar una manera católica de dialogar con la cultura mientras que además se proporciona un foro para que los artistas católicos conecten con una audiencia. Lo que ocurre estas noches “es una belleza que es simple e íntima”, afirma este franciscano.
Este religioso explica que todo está intencionadamente dirigido a atraer los sentidos hacia la presencia real de Cristo en el centro de la Iglesia, desde la música hasta la iluminación y “al involucrar a los sentidos –agrega-, de alguna manera nos da un sentido de la belleza del Señor”.
En su opinión, los jóvenes se sienten atraídos por este evento religioso porque “está centrado en la oración, pero también es una gran expresión de la alegría de las relaciones, con Cristo y entre sí”.

La importancia del sacramento de la confesión

En Nueva Orleans, por ejemplo, tiene por nombre Christ in the city (Cristo en la ciudad) y en la ciudad sureña los jóvenes se reúnen cada primer martes de mes desde 2009. Junto a la exposición del Santísimo y la confesión, un sacerdote lee el Evangelio del día y ofrece una reflexión espiritual.
Chelsea Colomb, de la archidiócesis de Nueva Orleans, resalta la importancia que tiene la confesión en estos eventos y puso el ejemplo de una mujer a la que había visto en alguna de estas celebraciones y a la que un día se le acercó. Ésta le agradeció que existiera esta adoración y le dijo que ahí había confesado por primera vez en diez años.

El efecto de atracción entre los jóvenes

Por ello, Colomb asegura que esta celebración es mucho más que alimento para el joven puesto que “la gente obtiene una mayor experiencia de la comunidad y luego tiene la oportunidad de salir y participar más en sus parroquias”. Pero no sólo eso, sino que estos jóvenes “no sólo se alimentan y viven de esta celebración mensual pues se inspiran en la adoración para salir a hacer discípulos y llevar a otros”.
Y es que la atracción es una de las principales características comunes que se están dando en estas celebraciones de adoración eucarística. Es lo que ha ocurrido en Milwaukee. El padre Luke Strand, uno de los fundadores de Cor Jesu, relata que hace cinco años vio la necesidad de llegar a los adultos jóvenes de la ciudad por lo que les envió una invitación por correo electrónico. Empezaron siendo 50 personas la primera noche y ahora superan ampliamente las 300 los miércoles por la tarde-noche.

Una ayuda enorme para discernir la vocación

Una de estas jóvenes es Mary Burns, que cuenta que esta vigilia “fue uno de mis puntos de partida para revivir y refrescar mi propia vida de oración” y “ahora es un lugar donde puedo conectarme con los demás y reafirmarme en la oración y los sacramentos cada semana con la comunidad que me rodea”.
Este sacerdote cuenta que estar ante el Santísimo Sacramento ayuda a la persona “a abrir el corazón para buscar hacer la voluntad del Padre” y es “primordial en el discernimiento de un joven”. Y así durante estos años han pasado personas con inquietudes hacia la vida religiosa y otras que han discernido vocaciones como el matrimonio.

Fuente: ReL